Ángel Aroca: ‘En el diagnóstico prenatal tenemos una oportunidad de mejora importante’
En esta entrevista, tras más de 25 años de profesión, el doctor Ángel Aroca Peinado, jefe de Servicio de Cirugía Cardiaca Infantil y Cardiopatías Congénitas del Hospital La Paz (Madrid), se declara afortunado por dirigir un equipo médico altamente motivado, se sincera en el análisis de la atención actual a los niños y a las niñas con problemas de corazón, y aplaude el trabajo diario de las familias y de las organizaciones de pacientes.
¿Cuál es el reto mayor al que se sigue enfrentando como jefe de servicio de un gran hospital?
En 2016 empezamos a trabajar en común con el Hospital Ramón y Cajal. Mi reto es que este puzle encaje a satisfacción de los dos centros y mejorando los resultados. En 2017, el primer año completo de esta alianza, los resultados fueron muy satisfactorios pues seguimos siendo referente en la cirugía cardiaca congénita nacional.
¿Qué supone para el paciente esta alianza?
Más experiencia acumulada de grupo. Probablemente, a lo largo de mi vida profesional he tenido la fortuna de operar con 40 o 50 cirujanos especialistas en cardiopatías congénitas y de todos he aprendido algo. Asimismo, el paciente se beneficia claramente con más posibilidades de tratamiento y más oferta de cirugía.
¿Cuál es, a su juicio, la fórmula para que La Paz tenga un 97% de supervivencia en cirugías de cardiopatías complejas o con circulación extracorpórea?
Que toda la cadena funciona: el prenatal, la cardiología pediátrica, la cirugía cardiaca, las unidades de intensivos… Es un engranaje que está bien rodado. Y, además, contamos con excelentes relaciones personales. La formación la doy por buena en todos los profesionales; estamos reciclándonos, actualizándonos. Pero son las relaciones humanas las que permiten que esto funcione así de bien.
Si echa la vista atrás, ¿cuál es hasta ahora la mayor satisfacción de su carrera?
Que tenemos en La Paz un servicio de cirugía cardiovascular infantil que está en línea con lo que recomiendan las guías clínicas: que nuestros pacientes sean operados por profesionales que dedican todo su tiempo de cirugía exclusivamente a las cardiopatías congénitas. Este privilegio se ha logrado en pocos hospitales. Soy afortunado de dirigir un servicio con un nivel de motivación tan grande.
La figura del cirujano se asocia al acto de salvar vidas… ¿Se acuerda de los nombres de los niños que ha operado?
Por supuesto que sí, pero fíjate que de los poquitos niños que han ido mal nos acordamos, por desgracia, mucho más que de los que han ido bien. Es una frustración no haber podido ofertarles más. A veces se hacen las cosas lo mejor que se sabe y se puede, y no necesariamente el resultado es bueno. La cirugía cardiaca tiene un riesgo de mortalidad que, afortunadamente, ahora es muy bajo. Antes me preguntabas por mi satisfacción… Cuando yo empecé, hace más de 25 años, la mortalidad en estas intervenciones estaba en un 15% y ahora, en un 3%. ¡Hemos mejorado muchísimo! Nuestro trabajo ahora es gratificante, pero he tenido épocas de mi vida profesional bastante más duras, cuando fallecía un 15% de los pacientes que operaba.
Si fuera usted el padre de un niño diagnosticado con una cardiopatía congénita, ¿qué palabras le gustaría escuchar?
Bueno, creo que en el diagnóstico prenatal tenemos una oportunidad de mejora importante. Un 50% de las cardiopatías se detecta en el periodo fetal y solo en algunos hospitales se informa a la familia conjuntamente –ginecólogo, cardiólogo y cirujano–. Nosotros, los cirujanos, que conocemos la historia quirúrgica de las cardiopatías, que podemos aportar datos de cómo va a desarrollarse ‘el después’, no solemos participar en el diagnóstico. Por lo tanto, se están tomando decisiones de interrupciones voluntarias del embarazo probablemente sin contar con toda la información correcta, fidedigna y actualizada. De forma honesta y no paternalista, debemos contar a los padres qué pueden ofrecer la ciencia, la cardiología y la cirugía a ese niño con esa cardiopatía, insistiendo en el medio y en largo plazo, no solo en el ahora.
Apuesta, entonces, por un abordaje multidisciplinar del diagnóstico prenatal.
Exactamente. A una mujer embarazada a cuyo feto se le diagnostica una tetralogía de Fallot, no es lo mismo que el ginecólogo le diga que es una cardiopatía compleja, que poder explicarle que la mayoría de estos pacientes se van a morir de viejos, no del corazón. Es verdad que a su hijo habrá que operarle probablemente un par de veces a lo largo de su vida y que le esperan unos cuantos cateterismos, pero el pronóstico es bueno. Y esto, en España, no se está haciendo así en todos los sitios.
¿Cómo valora el apoyo que brinda Menudos Corazones a sus pacientes y a sus familias en La Paz?
La verdad, estamos muy contentos. Nosotros podemos presionar, podemos decirle al gerente del hospital cuáles son las necesidades del servicio, pero basta que salga una nota de prensa vuestra para que se consiga mucho más. La labor que hacéis aquí es magnífica y os animamos a que sigamos trabajando juntos, porque estamos encantados de hacerlo. La relación con las asociaciones de pacientes es imprescindible. Queremos saber más de vosotros porque aprendemos de vosotros. Y estamos deseando hacerlo mejor cada día.