Dani: ‘Mi hermano me ha aportado la confianza de saber que siempre está ahí’
Dani nació en el año 2000 en Cáceres, pero suele decir que su ciudad natal es Barcelona, donde le ‘sacaron adelante’. Mientras cursa Bachillerato, encuentra tiempo para profundizar en el mundo del diseño gráfico y en el estudio de la música, dos materias que le apasionan. Este joven entusiasta de la vida nos cuenta su historia con la firme convicción de que se puede ser feliz con una cardiopatía congénita.
¿Podrías contarnos una breve historia sobre tu cardiopatía?
Todo comenzó al poco de nacer. Al principio, parecía que estaba todo bien, pero cuando una enfermera fue a bañarme me puse cianótico (color azulado en la piel por bajo nivel de oxígeno en sangre). A partir de entonces, trataron de saber qué me pasaba y resultó ser una cardiopatía. Después, me llevaron a Madrid y, de ahí, me derivaron a Barcelona: a la semana, pasé por mi primera operación en el Hospital Vall d’Hebron y, al cabo de un mes, por la segunda. Empezó una etapa de revisiones hasta que se produjo la tercera intervención, cuando tenía un año. La siguiente vez que entré en quirófano fue a los seis años, ¡y la última! Sigo yendo a Barcelona a revisión de vez en cuando, y listo.
¿Cómo recuerdas tu infancia?
La recuerdo bastante normal. La viví con la inocencia propia de la niñez: no era consciente de lo que me pasaba. Es verdad que, a medida que iba creciendo, se podían notar algunas diferencias, por ejemplo, me cansaba más que el resto y no podía jugar al fútbol; pero aquello no suponía nada malo para mí, ni para los otros chicos y chicas de mi edad. Aún conservo amigos de la infancia que siempre han estado a mi lado.
¿Cuándo conociste la labor de Menudos Corazones?
Durante las primeras operaciones: una persona que formaba parte de la Fundación vivía en Barcelona y un día fue al hospital a ofrecer ayuda a mis padres. Así que digamos que nos conocemos de toda la vida.
Desde entonces, has participado en muchas de nuestras actividades. ¿Qué han significado para ti?
Siempre han sido buenas experiencias: algunos de mis mejores recuerdos son de los campamentos de Menudos Corazones, de toda la gente que he conocido en ellos y con los que sigo en contacto… ¡Lo hemos pasado genial! El último verano fui al Encuentro de Jóvenes ‘Caminando a Santiago’ y también he participado en las convivencias, donde he seguido haciendo amigos.
Tu hermano te ha acompañado en algunas de estas aventuras…
Así es, ¡desde el principio, como uno más! Creo que mi hermano Pablo me ha aportado la confianza de saber que siempre está ahí.
¿Crees que el papel de los hermanos es importante?
¡Claro! Porque comparten mucho, en primer lugar, en el hogar. Esta cercanía, en todo momento, supone un gran apoyo en todos los aspectos de la vida.
Para ti, ¿por qué merece la pena formar parte de Menudos Corazones?
Por la información y la ayuda que aporta, en primer lugar. Además, para las personas con cardiopatías congénitas es un espacio donde sentirnos “normales”, por así decirlo; divertirnos y disfrutar como los demás.
Hablando de ‘normalidad’, ¿cómo es un día normal para ti?
Yo creo que es como el de cualquier otra persona: me levanto, voy al instituto… aunque es cierto que, de camino, alguna cuesta me requiere un poco más de esfuerzo. Además, tengo aficiones que practico a diario: tocar la guitarra y dibujar; y, por supuesto, me encanta pasar tiempo con mis amigos.
¿Por qué estas aficiones y no otras?
Dibujar es algo que he hecho desde pequeño, me gusta el arte y expresarme a través de él. Cuando empecé a escuchar rock, me atrajo el sonido de la guitarra y a los ocho o nueve años empecé a recibir clases. Siempre ha habido sitio para una guitarra más en mi habitación: ¡ahora, tengo una española y dos eléctricas! Tocar me divierte y me ayuda a gestionar el estrés.
¿Cómo te ves de aquí a cinco años?
Me gustaría ser diseñador gráfico y seguir con la música, pero… ¡quién sabe! De aquí a cinco años, a lo mejor me da por hacer otra carrera como, no sé, ¿enfermería? Lo que tengo claro es que quiero hacer lo que me gusta.
Una palabra que te defina… Diversión.
¿Cómo ves el vaso, medio lleno o medio vacío? ¡Con que tenga agua, me vale!
¿Eres ‘de playa’ o ‘de montaña’? De montaña, claramente.
¿Cuál es tu grupo de música favorito? Avatar.
¿Una canción que te ayude a ponerte las pilas por la mañana? Twilight of the thunder god, de Amon Amarth.
¿Un rincón donde refugiarte? El escritorio de mi habitación, tocando la guitarra o dibujando.
Si pudieras pedir un deseo para los ‘menudos’, ¿cuál sería? Que, a pesar de la cardiopatía, sean siempre felices.
¿Algún consejo para sus padres? Uf, esta es muy difícil… pero que no dejen de hablar e intentar entenderse.
¿Una certeza? ¡Hay que pasárselo bien!
Si tuvieras que dar las gracias, lo harías por… Por seguir aquí. Se lo agradezco, especialmente, a los médicos que lo han hecho posible.
Primavera de 2019.
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