Inicio de curso y cardiopatías: vacunación, prudencia y sentido común
Si comparamos el comienzo de curso del año pasado con el arranque de este, hay un dato que marca una enorme diferencia. En septiembre de 2021, España cuenta con más de 34 millones de personas vacunadas con la pauta completa contra la Covid-19. Adolescentes de entre 12 y 19 años no se quedan atrás, y hoy cerca del 44% de ellos ya están inmunizados.
A pesar de este claro avance, para muchas familias el regreso a clase del alumnado con cardiopatías congénitas sigue estando marcado por la incertidumbre.
Por ello, hablamos con Luisa García-Cuenllas, cardióloga pediátrica, sobre el inicio de curso y las cardiopatías congénitas, la prevención de contagios, la vacunación y las medidas de protección frente a la pandemia.
En este recién inaugurado curso 2021-2022, en el contexto actual de la pandemia, ¿es seguro volver a las aulas tanto para los ya vacunados (mayores de 12 años) como para los que aún no lo están?
Si algo hemos aprendido sobre el Covid-19 es que cualquier recomendación puede cambiar en función de la evolución epidemiológica, la investigación sobre la enfermedad o las circunstancias de cada Comunidad Autónoma.
Parece fundamental apostar por una educación presencial dados los beneficios que conlleva para los alumnos. En líneas generales, sería recomendable que aquellos pequeños que puedan asistir a clase lo hagan con prudencia, cumpliendo las medidas de seguridad que ya conocemos (distancia física, lavado de manos, uso de mascarilla) y respetando las recomendaciones del Ministerio de Sanidad y de cada centro educativo.
La vacunación ha mostrado eficacia para disminuir el número de ingresos y la gravedad de la enfermedad por Covid-19, así que aquellos chicos y chicas ya vacunados cuentan con esa ventaja. Actualmente está en estudio la posibilidad de vacunar a la población menor de 12 años. No obstante, este grupo de edad posiblemente se beneficiaría del efecto rebaño del resto de escolares vacunados.
¿Qué mensaje trasladarías a quienes el curso pasado, por recomendación médica, no asistieron a clase?
Cada cardiopatía es distinta y se modifica con el paso del tiempo. Como consejo general, les diría que siempre deben seguir las indicaciones de su médico, puesto que nadie mejor que él o ella conoce las circunstancias individuales de cada uno de sus pacientes.
Por otro lado, la evolución de la epidemia también cambia conforme avanza. La situación a principios de 2020 y la actual no son comparables en cuanto a incidencia, mortalidad y morbilidad, en gran medida a causa de la vacunación.
Las decisiones que se tomen deberían ajustarse a estas premisas.
¿En qué casos o circunstancias de salud relacionadas con las cardiopatías sería recomendable no incorporarse a los centros educativos en estos momentos?
Cuando estalló la pandemia, la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas, como órgano representativo, describió las situaciones potencialmente de riesgo para sufrir una descompensación cardíaca en contexto de una infección respiratoria grave. Se recomienda no reincorporarse a la escuela sin ser valorados previamente por su cardiólogo pediátrico a aquellos pacientes con hipertensión pulmonar; cardiopatías cianóticas con saturación de oxígeno inferior al 90%; pacientes recién intervenidos o pendientes de intervención quirúrgica o cateterismo cardiaco (2-4 semanas previas y posteriores al procedimiento); pacientes trasplantados o en espera de trasplante cardíaco; cardiopatías congénitas intervenidas con lesiones residuales y repercusión hemodinámica significativa; enfermedad de Kawasaki con aneurismas gigantes o estenosis coronaria; arritmias mal controladas que requieren tratamiento con varios fármacos o insuficiencia cardíaca con tratamiento médico.
¿Alguna recomendación adicional de seguridad, ahora que las aulas vuelven a tener el mismo número de alumnos de antes de la irrupción del coronavirus?
Aunque la población pediátrica en general tiene un riesgo bajo de desarrollar formas graves de la enfermedad, en niños y niñas con cardiopatías significativas que se contagian del coronavirus debe considerarse su condición previa y aumentar la vigilancia de la evolución de su proceso, que podría ser desde leve hasta grave.
Debemos recordar que esta quinta ola ha afectado especialmente a los más jóvenes (con cerca de la mitad de los casos ocurriendo en menores de 30 años). Además, la variante Delta que predomina actualmente se ha descrito como más infecciosa y transmisible que las previas. No hay que olvidar que pueden surgir nuevas variantes patogénicas que podrían escapar al efecto de las vacunas. Por todos estos motivos debemos ser cautos a la hora de volver a las escuelas en septiembre de 2021: desconocemos si las medidas que se aplicaron el año pasado seguirán siendo igual de efectivas en este nuevo contexto.
Reiterar una vez más la prudencia y el sentido común: en caso de síntomas compatibles o contacto con algún caso confirmado de Covid-19, no dudar en hacerse una prueba diagnóstica, no regresar al centro educativo hasta que se demuestre que no está infectado y, si lo está, hasta completar el aislamiento.
Y, por supuesto, continuar con las medidas de protección, tales como:
- Uso de mascarillas (obligatorias a partir de los 6 años de edad).
- Ventilación en espacios cerrados.
- Medidas de limpieza e higiene adicionales: lavado de manos, pañuelos desechables, estornudar o toser cubriéndose con el codo, evitar compartir cubiertos, vasos, juguetes…
- Máxima distancia interpersonal posible entre alumnos y establecimiento de grupos burbuja.
- Evitar el contacto con personas que pudieran estar enfermas.
- Restringir visitas no necesarias, tratar de evitar aglomeraciones, sitios cerrados o con mucho público.
¿En niñas y niños menores de 12 años, alguna precaución especial que considerar, teniendo en cuenta que no están vacunados?
La prevención es esencial. Un cribado efectivo y una detección precoz de Covid-19 en pacientes con cardiopatías congénitas es clave para evitar manifestaciones clínicas severas de la enfermedad.
Por todo ello, es de gran importancia educar a la población para poder reconocer los signos y síntomas de Covid-19 y actuar; además de cumplir con las medidas de protección descritas.
No se debe olvidar que siguen existiendo otros agentes infecciosos al margen del Covid-19, así que recordemos el cumplimiento sistemático del calendario vacunal en todos los niños, la vacunación antigripal en pacientes mayores de seis meses con cardiopatías congénitas y en sus convivientes, y la realización de profilaxis ante el virus respiratorio sincitial en los pacientes menores de dos años que cumplan criterios.
Algunas familias nos han trasladado su temor por la vacunación en adolescentes con cardiopatías congénitas, debido a informaciones publicadas respecto al desarrollo de miocarditis y pericarditis en esta franja de edad. ¿Qué puedes decirles al respecto?
La vacunación de los adolescentes menores de 16 años frente al Covid-19 ha comenzado en mayo de 2021 en la Unión Europea. Antes de estas fechas ya se habían detectado algunos casos de miocarditis en adolescentes y adultos jóvenes. Finalmente, ha sido reconocida por las agencias reguladoras (FDA y EMA, respectivamente) como un efecto secundario raro de las vacunas de ARNm.
Podríamos decir, por tanto, que la miocarditis y pericarditis ocurren muy raramente tras la vacunación. Sin embargo son mucho más frecuentes si se padece la infección natural por contagio de otra persona infectada. Según algunos autores, en varones de 12 a 17 años la incidencia de miocarditis tras la infección natural de Covid-19 es 5,9 veces mayor que tras la vacunación, mientras que en mujeres del mismo rango de edad el riesgo de miocarditis tras la infección natural es hasta 21 veces mayor.
Basándose en los datos disponibles actualmente y debido a la elevada incidencia de Covid-19 y los riesgos que la infección natural comporta, el balance riesgo-beneficio de la vacunación es claramente favorable a vacunarse.
En resumen, es preferible la vacunación para evitar contagiarse de Covid-19 que padecer cualquiera de sus complicaciones, entre ellas la propia miocarditis y pericarditis.