Transición de la consulta de cardiología de pediatría a la de adultos
Cuando un adolescente con cardiopatías crece, ya no le es posible seguir en las Unidades Pediátricas de Cardiología y debe ser remitido al Servicio de Cardiología de Adultos, y más concretamente, a las llamadas Unidades de Cardiopatías Congénitas del Adulto (UCCA).
Y es que, por un lado, aparecen temáticas que no estaban presentes durante la etapa pediátrica: elección y obtención de un trabajo, posibilidad de contratar un seguro de vida o solicitar una hipoteca, sexualidad, posibilidad o no de un embarazo, tipo de anticoncepción, deporte de alto nivel, etc. Por otro, si bien la cirugía, ya sea de tipo convencional o por vía percutánea, puede tener todavía su papel, suelen ser los problemas de ritmo cardíaco, la necesidad de un trasplante, las alteraciones en la contractilidad del músculo cardíaco y los correspondientes signos de insuficiencia cardíaca los que toman un mayor protagonismo.
La UCCA tiene como objetivo crear una estructura con los recursos necesarios para controlar al paciente adulto con una cardiopatía congénita, siendo a la vez centro de referencia para la formación en esta área de conocimiento de cardiólogos, enfermeras, cirujanos cardíacos, etc.
La transición en la mayoría de los centros se hace entre los 16 y los 18 años, pero no es necesario ser estricto en ello y es aconsejable tener en cuenta el grado de madurez y preparación, principalmente, del paciente, pero también de sus padres. Debe producirse de forma coordinada entre la Unidad de Cardiología Pediátrica y la UCCA, con una estrecha colaboración entre los profesionales de cada una de ellas para garantizar una continuidad en la atención.
4 puntos para pensar:
- Alrededor de los 15 años, conviene ir preguntando cómo se realiza esa transición en el propio hospital. Haciéndolo así, dispondrás de la información necesaria para hacerte a la idea del siguiente paso a dar en tu camino y poder prepararte para él.
- Debes confiar en la UCCA y en sus profesionales porque tienen una formación adquirida a lo largo de años, así como una vocación y una actitud volcada totalmente a mejorar no solo tu situación clínica, sino también tu entorno psicosociológico.
- En este sentido, una forma perfecta de reforzar la confianza en los profesionales que a partir de ahora van a atenderte es preguntarles sobre tus inquietudes, pedirles la información que consideres relevante para tu día a día y, de cara a tu futuro, consultarles todo aquello que te parezca de importancia.
- Recuerda que ellos te van a considerar una persona adulta y te van a implicar en tu autocuidado. Al mismo tiempo, en este proceso, va a disminuir el protagonismo que, desde tu nacimiento, han tenido tus padres en tu cuidado.
A veces, algunos pacientes y sus familiares viven el sentimiento de pérdida del profesional que le ha llevado el control probablemente desde el nacimiento, una pérdida extensible al resto del personal o incluso a la estructura física que les ha acompañado durante años. Para evitarlo o mitigar ese sentimiento, intentar que sea tu cardiólogo pediátrico quien te presente (junto a tu familia) al cardiólogo de adultos que, en la UCCA, te hará el seguimiento.
Realmente, hacer la transición de la unidad de pediatría a la de adultos es un hito importante en tu vida y, por eso mismo, si te preparas para dar el paso, el cambio será más suave y lo harás de forma más efectiva.
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