5 pasos para relajarte en el hospital
Paso 1. Empieza concentrándote en tu respiración: siente cómo entra el aire por la nariz y cómo lo expulsas despacio por la boca. Haz al menos cinco respiraciones sin pensar en otra cosa, solo sintiendo tu respiración. Si te viene alguna otra idea a la cabeza, déjala estar. Mantén esa respiración tranquila mientras inicias la siguiente fase de la relajación: un proceso de tensar y aflojar todos tus músculos. ¡Vamos allá, paso a paso!
Paso 2. Empieza por un pie: apriétalo y ténsalo todo lo que puedas. Cuando ya no puedas más, empieza a relajarlo. Notarás la diferencia entre los músculos tensos y los relajados. Sigue el mismo procedimiento con el otro pie: aprieta y luego relaja.
Paso 3. Ahora una pierna. Aprieta los músculos, relájalos a continuación. Siguiente pierna, igual.
Sigue subiendo: los muslos, las nalgas, la tripa…Tómate todo el tiempo que quieras en cada parte del cuerpo y, si en alguna de ellas sientes dolor o temes hacerte daño, avanza a la siguiente. Pero siempre en sentido ascendente.
Paso 4. Ya has llegado a los brazos. Empieza apretando un puño, luego relájalo. Ahora el otro. Después los brazos Sube hacia un hombro, ténsalo y relájalo. El otro hombro
Paso 5. Finalmente llegamos a la cabeza. Primero aprieta y después afloja la mandíbula. Luego cierra fuerte los ojos y ábrelos despacio notando cómo se relajan.
Practica cada vez que tengas oportunidad: si lo haces cuando te sientas tranquilo y a gusto, te convertirás en un experto y notarás el beneficio cuando recurras a la técnica para aliviar algún dolor o alguna preocupación.
Otras ideas:
- Imagina que tienes en tu mano, extendida delante de ti, una pluma. Ve soplando con suavidad como intentando levantarla en el aire. Te ayudará a conseguir una respiración relajada.
- Cierra los ojos y empieza a pensar en lugares y situaciones de tu vida real o de tu imaginación en que te sientas tranquilo y cómodo: una playa de tus vacaciones, un rincón de tu cuarto, una escena de una película, un recuerdo con los amigos, un pensamiento reconfortante Cuando hayas elegido la situación que te da más calma o felicidad, concéntrate en ella y déjate llevar por las buenas sensaciones que te provoca mientras pones distancia frente a lo que en ese momento te está produciendo algún malestar en el exterior.
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