Cómo cuidar tu corazón con… la alimentación
- Año de publicación: 2019
Con motivo de la Semana Mundial del Corazón de 2019, entrevistamos al doctor José Manuel Moreno Villares, coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría, para saber cuál es la relación entre los buenos hábitos alimentarios y el cuidado del corazón.
- ¿Qué recomendaciones relacionadas con la alimentación deberíamos tener en cuenta para mantener un corazón sano?
Para tener un corazón sano hay que unir varios aspectos, que se entrelazan como los hilos que forman una cuerda. Lo que da la fortaleza a la cuerda es, precisamente, que está formada por varios hilos. En este caso, son: alimentación saludable en una cantidad adecuada; ejercicio físico diario; poco tiempo inactivo (sedentario, «horas de pantalla»); y, por último, saber sonreír (es decir, tomarse la vida con alegría). Solo voy a hablar del primero de estos hilos.
Para llevar a cabo una alimentación saludable no solo hay que tener en cuenta los alimentos, sino también el entorno. Es más saludable reunirse para comer, en familia, que hacerlo solo frente al televisor o con el móvil. Así que ¡fuera pantallas de la mesa!
En cuanto a la comida: llevar una dieta variada, rica en frutas, verduras y productos con cereal integral; recuperar las legumbres; moderar el consumo de carne (sobre todo, carne roja); tomar pescado al menos dos o tres veces a la semana; y lácteos suficientes (dos a tres raciones al día, alguna de ellas fermentadas); y, como bebida principal, el agua.
Por último, debemos adecuar las cantidades de alimentos a las necesidades, es decir, hay etapas (la adolescencia, por ejemplo) donde las necesidades son mayores, o en chicos que hacen actividad física más intensa. Se recomienda hacer tres comidas principales y uno o dos tentempiés, así como hacer cenas más frugales y no tan tarde como solemos.
- ¿Cómo podemos favorecer que niños y niñas adquieran hábitos alimentarios beneficiosos para su corazón?
En cada etapa de la vida hay distintas estrategias. Para los más pequeños, los padres deciden qué hay que comer, cuándo y dónde; pero cuánto y a qué ritmo, depende más de los niños. La actitud de los progenitores es importante: hay que tener autoridad pero no ser autoritario o, por el contrario, permisivo o «pasota». Y a partir de estas edades, el ejemplo es fundamental: se acaba comiendo lo que se ve en la mesa familiar. También el comedor escolar tiene su peso educativo.
Por último, en la adolescencia, lo más importante es compartir varias veces a la semana la mesa.
- Entendemos que estos consejos son importantes para cualquier persona. Para quienes tienen cardiopatías congénitas, ¿cuáles podrían ser especialmente relevantes? ¿Cómo podemos favorecer su aplicación?
Efectivamente, estos consejos son para todos. Si acaso, para quienes tienen una cardiopatía congénita, su cumplimiento es más relevante (insistir más en una dieta con más «verde» y con menos carne y procesados). Lo más importante es que todo el estilo de vida sea saludable, incluida la alimentación.
Me gustaría añadir un par de ideas que hemos de tener en cuenta siempre: favorecer una alimentación sostenible, escogiendo también productos de temporada y de proximidad; y evitar el despilfarro de comida. No comprar con los ojos, sino con cabeza.