IV Convivencia de Jóvenes: «Encontramos nuestro espacio»
La IV Convivencia de Jóvenes de Menudos Corazones reunió a casi una veintena de jóvenes en Brunete, Madrid, los días 19 y 20 de octubre. Algo más de 24 horas en las que compartieron desde provechosas formaciones para superar algunos de los retos que afrontan cada día, hasta momentos para disfrutar del entorno y la compañía.
Un fin de semana, ¡de 10!
Una vez se instalaron en el albergue, llegó el turno de las presentaciones: nombres que resuenan en cada convocatoria, caras nuevas y esperados reencuentros… ¡No se nos ocurre un comienzo mejor! Después, recibieron a Ana Belén Hernández, psicóloga de la Fundación, en una mesa redonda para abordar cómo gestionar su frustración y sus expectativas.
Siguiendo este hilo, Nacho Barrio, pedagogo, monitor de nuestras actividades de ocio y tiempo libre durante muchos años, les invitó a introducirse en el mundo de las emociones. ¿Sabemos identificarlas correctamente? ¿Cómo las expresamos? ¿Nos damos el tiempo que necesitamos para asimilarlas? ¿Todas las personas las interpretamos igual? De estas y otras preguntas, los participantes pudieron obtener diferentes aprendizajes para su vida cotidiana.
Además, el domingo, Mª Alexandra García, psicóloga, orientadora especialista en inserción laboral de personas con discapacidad, ofreció una serie de claves para elaborar un currículum y realizar una búsqueda de empleo partiendo de una cuestión fundamental: ¿qué queremos?
Finalmente, para abrir el apetito, María Gutiérrez, coordinadora de nuestro Proyecto para Jóvenes, lideró una sesión práctica de body balance combinando ejercicios de taichí, pilates y yoga.
Y entre tanto, este grupo de jóvenes también tuvo tiempo para mantener conversaciones distendidas, divertirse con juegos de mesa o aprovechar al aire libre los ratos de tregua que la lluvia les concedió. Una experiencia enriquecedora que nos deja testimonios como el de Vicky:
Me llevo un espacio de comprensión, de análisis, donde estar a gusto y cómoda; un sitio donde te sientes escuchada. Aquí no hay envidias ni maldad: al final, todos encontramos nuestro espacio.