¿Quién dijo no a la esperanza?
Había una vez, hace ya muchos años, dos corazones maravillosos que latían al compás, al mismo ritmo, en una melodía cuyas notas musicales sonaban y cantaban al amor que se tenían.
Esa maravillosa canción que día a día hacía vibrar sus corazones, se transformó en la llegada a sus vidas de dos corazones más: sus dos amadas hijas.
Pero algo no funcionó ya en el nacimiento de la primera de ellas.
El corazón de su pequeña no tenía un latido rítmico como el de sus padres, su corazón era diferente, raro y los médicos les dijeron que no podría vivir mucho.
Pero ellos, al tenerla delante, vieron que Ana, su hija, tenía los ojos muy abiertos, y entonces dijeron: “No es un corazón diferente, es un corazón especial”.
¿QUIÉN DIJO NO? Sus padres se unieron más que nunca. La fuerza de sus corazones se la transmitieron al corazón de Ana que, a pesar de los altibajos, latió, latió con fuerza e ilusión. Y a pesar de muchas visitas al hospital, consultas interminables, momentos muy duros… el corazón de Ana, con su valentía y ganas de vivir, fue creciendo.
Le gustaba ir al cole, jugar… Y a los once años llegó esta pregunta otra vez:
¿QUIÉN DIJO NO? Ana tenía que enfrentarse a una operación muy difícil, de nuevo los médicos no ofrecían las mejores expectativas, pero otra vez ese corazón especial quería seguir latiendo dentro del cuerpo de Ana.
Contra todo pronóstico, después de ocho días duros y tras una temporada en casa, Ana siguió disfrutando, aprendiendo, jugando y bailando al son de su corazón, sonriendo siempre a la vida.
Con el tiempo, atravesó temporadas más inquietas, pero su corazón y ella seguían disfrutando juntos.
En el colegio, pensaron que Ana, por su enfermedad grave, no avanzaría demasiado en los estudios, pero ella nunca se rindió. Luchó; se esforzó y desde siempre convivió con su corazón diferente, ambos escuchándose, dándose fuerzas mutuamente.
¿QUIÉN DIJO NO? Ana fue la última en hacerse esta pregunta.
¿QUIÉN DIJO NO? A la esperanza, a la ilusión, a la pasión por la vida.
Ana soy yo.
Con una cardiopatía de Ebstein severa, y flutter auricular durante cuatro años, rodeada de amor y cariño, quiero seguir caminando.
Porque un corazón diferente solo es un corazón especial que siente, que se emociona y cuyo latido es un canto a la VIDA y un GRACIAS INFINITO.
Ana Mena García
Invierno de 2020