Miguel: capitán de un gran equipo
Jamás pensamos que algo así fuera a sucedernos, pero sí, nos tocó vivir esto. Algo nuevo para nosotros, con miedos, incertidumbre y, además, eras nuestro primer hijo.
Recuerdo con mucha ilusión el día en que nos enteramos de que íbamos a ser papás. Fuimos a la primera ecografía, escuchamos por primera vez los latidos de tu corazón, ¡un momento único! Y así, sucesivamente, te fuimos viendo, mes a mes; hasta que, en una de esas revisiones, te diagnosticaron una coartación aortica.
No conocíamos nada con respecto a esa cardiopatía. En ese instante, nos rondaron miles de preguntas por la cabeza. Y una de ellas fue: ¿por qué a nosotros?
La doctora nos dijo que posiblemente al nacer necesitases ser intervenido quirúrgicamente. Era algo que no se podía asegurar hasta entonces, por tanto, nos quedaba la esperanza de que probablemente no llegara el caso de que te tuvieran que operar.
Fue un tiempo complicado, lleno de muchos miedos, hasta tu nacimiento: el 5 de mayo de 2015. ¡Ver por primera vez tu carita fue maravilloso! Sabía que no te iba a poder coger entre mis brazos, que te llevarían directamente a la unidad de neonatos para hacerte pruebas… Y se nos partió el alma a papá y a mí cuando te vimos marchar en la incubadora.
Al día siguiente, fuimos a verte. Cogimos tu mano por dentro de la incubadora. La cardióloga nos explicó que tenías que ser intervenido quirúrgicamente, que era la mejor de las opciones. Según habían visto, la coartación era severa. Papá y yo nos abrazamos, aún no nos lo podíamos imaginar.
Contando los días
La operación fue al séptimo día de tu ingreso: 6 horas que se nos hicieron eternas. El día de antes nos habían dejado cogerte por primera vez. Fueron solo 10 minutos, pero para nosotros fue como si el reloj se parase y estuviéramos solo los tres.
Después, te llevaron a la UCI y vinieron momentos muy malos. El primero, cuando te vimos lleno de cables: se nos vino el mundo encima. Papá y yo no supimos reaccionar. El tiempo pasaba, angustioso, hasta que al quinto día nos anunciaron que te trasladaban a neonatos. Pero habías cogido una infección y debiste permanecer allí más de lo previsto. Aguantaste con todas tus fuerzas el tratamiento de 21 días para vencer la infección, hasta cumplirse el día 42 desde tu ingreso: te daban el alta… ¡Fue la mejor de las noticias!
El ‘equipo cremallera’
Han pasado ya 5 años de todo esto y todos los días doy gracias por verte así de bien, eres mi “capitán tapón”. Recuerdo, hace un año, cuando papá apareció con una cicatriz igual a la tuya, pero tatuada. ¡Tu cara de sorprendido no tenía precio! Y le decías que erais el “equipo cremallera”.
Hace dos años que llegó tu hermano a este mundo y veros a los dos nos hace infinitamente felices.
Estamos muy agradecidos a nuestra ginecóloga Berta. ¡Gracias por tu ayuda! También a todo el equipo de cardiología pediátrica, al servicio de neonatología del hospital Reina Sofía de Córdoba. Sois increíbles.
Gracias a Menudos Corazones por darnos la oportunidad de contar tu historia: hacéis una importante labor y sois de gran ayuda para todos nosotros.
Ana
Febrero de 2021
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