Vega y el gran acierto de que todo saldría bien
Puede que dentro de unos años Vega les cuente su historia, pero ahora, que acaba de cumplir su primer añito, es demasiado pequeña para eso. Así que, mientras, les contaré yo la mía.
Soy Alejandra Luis Afonso, la mamá a la que en la semana 20 de embarazo le dieron la noticia de que su bebé tenía una sospecha alta de Coartación de Aorta (COA) y una Comunicación Interventricular (CIV) de tamaño moderada a grande; una cardiopatía congénita incompatible con la vida que, de confirmarse al nacer, habría que operar de forma inmediata.
Vivíamos en Tenerife, donde sorprendentemente no hay cirugía cardiaca pediátrica, así que 2 días más tarde, casi sin pensarlo, ya estábamos en Madrid con dos citas programadas, una en la Bmum con el ginecólogo Dr. Arbués y otra en el Hospital Gregorio Marañón, con la maravillosa cardióloga la Dra. Teresa Álvarez; ambos, a pesar de confirmar el diagnóstico, nos pintaron un escenario bastante esperanzador, lo que nos animó, con el apoyo incondicional de nuestras familias, a seguir adelante; sobre todo tras descartar otras anomalías con una amniocentesis. Y sí, digo seguir adelante, porque en ese momento te planteas todas las posibilidades, incluida la de rendirte antes de empezar a luchar.
Casi siempre que escuchas a alguien decir que está embarazada si será niño o niña, oyes también: “lo que venga, pero que venga bien”. Vega no venía bien, y sobrellevar un embarazo sabiéndolo es muy duro. Cada día que me acercaba más a la fecha probable de parto, más miedo e incertidumbre sentía. Además, Vega tenía que nacer en Madrid y yo embarazada ya no podía volar, así que nos nos mudamos con Rodrigo, nuestro hijo que tenía entonces 1 año y medio, por lo que tanto cambio tampoco ayudaba.
Mi truco: no pensarlo demasiado.
Mi mantra: sólo siendo positivos conseguiremos todo lo que nos propongamos en la vida.
Mi objetivo: estar tranquila e intentar que Vega naciera a término.
Estábamos haciendo lo correcto. Estábamos juntos, fuertes y preparados para lo que tuviese que venir.
El 10 de febrero de 2023 a las 00:35 (9 de febrero en Canarias) nació Vega en un paritorio de la maternidad del Gregorio Marañón, totalmente preparado para ella. Temía que no pudiese ni verla; que se la tuviesen que llevar corriendo nada más nacer, pero no. Mamen, una de las doctoras de neonatos que había conocido ya semanas antes, tras comprobar que la bebé estaba bien, me hizo el mejor de los regalos y me dejó disfrutarla una media hora de piel con piel. ¿Puede haber un momento más especial que ese?
Después, se la llevaron a la UCI. La siguiente vez que la vi, ya estaba repleta de cables, vías, luces, parches y sondas por todo su diminuto cuerpo. Tras reunirse el equipo y valorar todas las opciones, vino el Dr. Gil Jaurena, con esa calma y tranquilidad que desprende, a explicarnos que la coartación de aorta se había confirmado y que le operaría él a los 6 días de nacer. Estábamos en las mejores manos.
No tengo palabras suficientes para agradecer la atención que hemos tenido en el Gregorio Marañón, el protocolo que siguen en estos casos y el cariño que recibimos por parte de todo el equipo médico. Pudimos estar con Vega 24/7 y si no estábamos allí, podíamos llamar por teléfono a la UCI a cualquier hora que nos decían cómo estaba; siempre tenía a una o dos enfermeras pendientes de ella todo el rato, nos dejaban tenerla en brazos siempre que quisiéramos y podían incluso entrar a conocerla los familiares más cercanos.
Vega pasó en la UCI y luego cuidados medios casi 1 mes antes de poder llevárnosla a casa. Con 3 meses tuvieron que volver a intervenirla por una recoartación en la aorta, recoartación que parece que ha vuelto a aparecer y tienen que volver a corregir una vez más, mientras siguen vigilando de cerca la CIV por si la tuviesen igualmente que cerrar.
Nos queda mucho camino por recorrer, lo sé; pero mientras, como si nada hubiera pasado, la disfrutamos cada día con su alegría, su energía y sus ganas de vivir, esperando el momento en que nos digan que ya todo está bien; porque ese momento, estoy segura, llegará algún día, y cuando llegue, le hablaré a Vega del día que ella decidió que quería nacer en Madrid como su padre; y que la doctora Álvarez y el doctor Arbués acertaron cuando dijeron que todo saldría bien; que su cicatriz se la pintó el Dr. Gil Jaurena para recordarle que su corazón había sido tocado por un genio; que su nacimiento fue tan especial, que durante un tiempo tuvo a varios ángeles de la guarda rondando por su nido para asegurarse de que todo fuese bien; y que, el día de su bautizo, regalamos a toda la familia cajitas mágicas con forma de corazón, que al abrirlas escuchabas el latido de los niños con cardiopatías congénitas como el de ella, a los que ayudan desde la Fundación Menudos Corazones. Un sonido tan hechizante que le permitirá comerse el mundo y llegar adonde quiera.