Cómo cuidar tu corazón con… el deporte
- Año de publicación: 2019
En la Semana Mundial del Corazón de 2019, y para conocer sus recomendaciones sobre salud cardiovascular y práctica deportiva, entrevistamos a Marta Flores Fernández, cardióloga pediátrica del equipo de pruebas funcionales y rehabilitación cardiaca infantil del Hospital 12 de Octubre (Madrid).
- Cada vez llevamos un estilo de vida más sedentario, a pesar de que los comportamientos asociados a él sean perjudiciales para nuestra salud. ¿Podrías darnos algunos consejos para combatir el sedentarismo y cuidar, así, nuestro corazón?
• Caminar siempre que se pueda: aprovechar los parques, conversar caminando en lugar de hacerlo sentados, bajarnos del metro o autobús una parada antes, hacer recados por nuestro barrio, salir a andar un rato a paso ligero antes de la cena…
• Desplazarse en bicicleta.
• Elegir las escaleras en vez del ascensor.
• Ayudar en las labores de casa: limpiar, pasear a mascotas, hacer labores de jardinería…
• Limitar el uso de la televisión: no tener televisión en la habitación de los niños, no acostumbrarles a tenerla encendida durante las comidas, no verla más de 2 horas diarias y limitar el uso de videoconsolas.
• Evitar estar sentado más de 1 hora seguida: levantarse al baño, a beber agua, a estirarnos o incluso cuando tengamos que hablar por el móvil.
• Aprovechar internet: hay muchos vídeos con los que podemos hacer ejercicio en casa.
• Practicar deporte en familia o con amigos.
• Apuntarse a alguna actividad física con un horario concreto para introducirla en nuestra rutina semanal.
- Que las personas con cardiopatía congénita no pueden practicar ninguna actividad física ha sido una falsa creencia muy extendida. Actualmente, ¿qué consenso existe en relación a esta cuestión?
Efectivamente, antes se consideraba que muchos niños y jóvenes con cardiopatía congénita no podían practicar muchas actividades físicas. Hoy en día se sabe que parte de la reducción del nivel de actividad física y de su capacidad se debe a su propia cardiopatía, pero por otra parte se debe también a la falta de entrenamiento y a la excesiva restricción o protección que provocaba dicha creencia.
Esta disminución en la actividad física se asocia a un mayor riesgo de desarrollar obesidad y sobrepeso, con el riesgo cardiovascular que conllevan, y que se añadirán cuando sean adultos a su cardiopatía de base.
Por eso, hoy en día, tanto los consensos europeos como la American Heart Association, recomiendan promover la práctica de actividad física en niños y adultos con cardiopatías congénitas, adaptarla a su capacidad y establecer un estilo de vida saludable que sea fácil de continuar cuando sean adultos.
Lo mejor es consultar con el cardiólogo para que se valore individualmente cada caso, preguntarle las dudas y que nos dé las recomendaciones y, solo cuando sea necesario, limitarles algún deporte o actividad concreta en función de la cardiopatía y del resultado de las pruebas.
- El deporte, especialmente durante la etapa escolar, ocupa un papel muy importante en la integración y la autoestima de los menores. ¿Qué mensaje trasladarías a los centros educativos y al profesorado de Educación Física si tienen un niño o una niña con cardiopatía entre su alumnado?
No se debe excluir de la clase de Educación Física a los niños con cardiopatía. En general, casi todos van a poder participar de alguna forma en la sesión, algunos sin ninguna adaptación y otros con adaptaciones en el tiempo o la intensidad (por ejemplo, alternar carrera con marcha, en lugar de utilizar el balón medicinal hacer otro ejercicio de fuerza, o aumentar el número o duración de los descansos).
A la hora de realizarles pruebas de evaluación, es más frecuente tener que realizar adaptaciones, ya que en muchos casos no podrán completarlas al mismo nivel que sus compañeros, y no sería justo bajarles la nota por eso.
Es importante que el profesor de Educación Física le pregunte a la familia qué precauciones hay que tomar en cada caso (si las hay), y si no lo saben solicitarles que le pregunten a su cardiólogo en la siguiente revisión.
También se puede pedir consentimiento a la familia para que el docente se comunique directamente con el cardiólogo. Creo que sería muy positivo establecer una comunicación directa entre médicos y profesores para resolver dudas mutuas. Este último punto es importante porque a veces los profesores no conocen los límites del alumno y, otras veces, somos los médicos quienes no sabemos qué tipo de pruebas, ejercicios, o entrenamientos se quieren realizar, por lo que nos cuesta concretar en nuestras recomendaciones.
Por otra parte, se puede aprovechar la asignatura de Educación Física para enseñarle al niño con problemas de corazón y a sus compañeros a tomarse el pulso (la frecuencia cardiaca). El colegio también puede solicitar cursillos externos de formación en reanimación cardiopulmonar básica dirigida a enseñar tanto a profesores como a niños.
Siempre que el niño se queje de dolor, mareo o mucho cansancio se le debe permitir parar y ver cómo se recupera; si no cede la sensación con el reposo hay que contactar con la familia y los servicios sanitarios.
Por último, remarcar que todo lo indicado no solo es aplicable a los centros educativos y al profesorado de Educación Física, sino también a las actividades extraescolares deportivas. Es muy beneficioso que los niños con cardiopatía también se integren en dichas actividades.