La medicina de la buena comunicación
- Año de publicación: 2018
- Autoría: Alberto Hernández, periodista
Informar al paciente es cuidar al paciente
Había que tomar un camino u otro. Solo la sinceridad, la información clara y completa, y la cercanía del médico acabaron con nuestras dudas.
¿En algún momento te has parado a valorar la importancia de la información? ¿Y de sus fuentes? ¿Y de la forma en la que se te entrega? Seguro que sí. Que la información es poder es una evidencia constatada; que la forma de comunicar ese mensaje es fundamental en la toma de decisiones es algo que aún se investiga, pero ya se considera un valor añadido en la atención al paciente de la Sanidad Pública. Y su aplicación está cada vez más presente en las consultas, sobre todo, de Atención Primaria, así como en especialidades como oncología y cardiología.
Alicia Borrás Santos, investigadora en el Instituto Albert J. Jovell de Salud Pública y Pacientes de la Universitat Internacional de Catalunya, nos introduce en el mundo de la comunicación en el ámbito de la salud pública. “El binomio médico-paciente inicial ha evolucionado hacia la relación entre todo el personal sanitario con el paciente y su familia con el objetivo de tomar las decisiones de manera conjunta”, resume la investigadora.
Actualmente, desde el instituto barcelonés se trabaja en formar tanto al personal facultativo y al resto de profesiones sanitarias adyacentes, como al colectivo de pacientes, aglutinados en entidades como Menudos Corazones, “con el objetivo de implementar la participación de los pacientes a distintos niveles sanitarios, así como para promover una atención centrada en la persona y en la innovación de políticas sanitarias que se ajusten mejor a sus necesidades”, concreta la experta en salud pública. Una frase del propio Albert J. Jovell, médico fallecido en 2013, tras una década de lucha contra el cáncer, y defensor de los derechos de los pacientes, serviría de lema para este asunto: “Puedo aceptar que no me curen, pero me costaría aceptar que no me cuiden”.
Comunicación efectiva para mayor adherencia al tratamiento
El resultado de una comunicación efectiva, en palabras de Borrás, es “una mejora ostensible de la satisfacción del paciente, siendo especialmente beneficiosa en capítulos como la adherencia del paciente al tratamiento y el seguimiento de las indicaciones”. Se revela francamente útil en procesos de dieta o de deshabituación tabáquica, si bien es muy eficiente en largos ingresos, como los derivados de la mayoría de las cirugías cardíacas, tanto para el paciente como para los familiares que lo acompañan, o en controlar la enfermedad crónica.
De hecho, ya se percibe en ese entorno una optimización de la medicación pautada, la reducción de los periodos de hospitalización y, en general, “un mayor compromiso con el tratamiento, que llega a ser, incluso, consensuado”, según Borrás, aunque se trate de consejos tan básicos, para después de una cirugía cardíaca, como no conducir hasta culminar la rehabilitación y no levantar o empujar pesos.
El paciente, protagonista
Además de tiempo de consulta, el paciente reclama del médico principalmente empatía, información clara y concisa, tratamientos cortos y poco lesivos y atención. Al facultativo le puede facilitar su trabajo una fuente de información fiable, que le permita desarrollar un diagnóstico certero y diseñar un tratamiento adecuado a la patología y al paciente.
En cuanto a la comunicación verbal, los profesionales cada vez demandan más que se les dote de herramientas idóneas en cualquiera de las etapas de su formación; e igualmente los directivos del sector de la salud identifican este aprendizaje como una necesidad. Los pacientes tienen, a su vez, más cerca la ayuda de las organizaciones y de las nuevas tecnologías para cambiar su rol pasivo (receptor) a activo (precursor de su propia mejoría).
También se debe trabajar en la disminución, al menos, de obstáculos entre médico y paciente. El uso de las nuevas tecnologías, la eliminación de barreras arquitectónicas, la adecuación del espacio de trabajo, un mobiliario más acogedor o incluso priorizar el tiempo de consulta según la necesidad pueden ayudar a una mejor comunicación entre ambos.
Estas y otras pautas, como la postura, la expresión facial y la actitud general “ayudan a disminuir el miedo y la ansiedad del paciente ante las dudas. La tendencia en este campo —añade Borrás— se dirige hacia la toma de decisiones conjuntas” compartidas entre el médico y el paciente o su familia.
Estrategias para aprovechar mejor la consulta
He aquí algunas claves para que la comunicación médico-paciente sea más efectiva:
Por parte del médico
- Liberar las consultas de obstáculos físicos y barreras arquitectónicas
- Citar a horas acordes con el ritmo de vida y salud del paciente
- Preparar al paciente para la consulta, haciendo más cómodo el encuentro
- Tener expresividad verbal y gestual de acercamiento, empatía y comprensión
- Dar explicaciones claras y concisas, adaptadas al nivel de conocimientos del receptor
- Facilitar a los pacientes canales de comunicación fuera de la consulta (teléfono, correo electrónico…)
Por parte del paciente
- Acudir a la consulta con las dudas apuntadas. Por ejemplo, tipo de actividad física recomendable o pautas para el control de peso
- Ir acompañado de un familiar para tener una perspectiva complementaria
- Facilitar una relación de confianza y expresar las preocupaciones y necesidades
- Utilizar otros canales de comunicación con el médico fuera de la consulta (correo electrónico, mensajería instantánea…)
Autor: Alberto Hernández
Reportaje publicado originalmente en: Revista Menudos Corazones, nº 47, de invierno del 2018
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